No le di ni un solo respiro. Le pregunté:
-¿Qué es lo que sabes?.-
Creo que ni tan siquiera me llegó a oir entre sus llantos. No tuve paciencia. Grité.
-¡Gavrilo, qué es lo que sabes!.-
Seguía llorando en el suelo, retorciéndose de la tensión acumulada en su trifulca. No quise esperar más. Me puse encima suya y le aparté los brazos del rostro. Fue entonces cuando me miró y paro de llorar. Rápidamente se escabulló y empezó a mirarse a sí mismo por todo el cuerpo hablando solo,”no estoy herido, no estoy herido, no estoy herido...”.
Pensé en volverle a la realidad con un golpe en la boca del estómago, pero eso retrasaría sus respuestas. Le di una última oportunidad agarrándole fuertemente la cabeza con las dos manos.
-¡Gavrilo, dime todo cuanto sepas!-
-Vale, vale, vale -seguía gimoteando- todo empezó cuando... .-
martes, 3 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentarios:
Por fin vamos a saber algo acerca del comienzo de esta pandemia,,,, yujuuuuu
Publicar un comentario