La justicia universal existe. Todos acabamos muertos o UNDEADS

Kepler el ignorante

jueves, 29 de octubre de 2009

-¡Espera Kepler!- gritaba Gavrilo mientras no podía alcanzar el ritmo.

-¡Acaso no sabes lo que está ocurriendo!- sus gritos cada vez eran más lejanos, pero no dejaba de seguirme.

No entendí esa última pregunta pero en ese momento poco importaba. Mis ojos estaban puestos en aquel sujeto vacilante. Su forma de moverse me era familiar, pero no era capaz de encajarle en ningún recuerdo de mi memoria. Corría sintiendo todos y cada uno de aquellos pasos en plena libertad, corría pletórico.

No sabía muy bien cuál era el motivo de mi ansia por llegar. Sería la emoción por el conflicto. O el nerviosismo de las situaciones caóticas. ¿Quizás la experiencia de poner una vida en juego?. Puede que una mezcla de todo.

Le podía ver con claridad. A diez metros tenía delante una persona bastante herida. Si algo he aprendido en esta vida, es que toda víctima tiene su verdugo.

Me detuve al mismo tiempo que aquel tipo dejó de contonearse. Estaba quieto, pero su cabeza todavía bailaba levemente al son de una música que no conseguía escuchar. “Menudo jodido tarado” me dije. Miraba al suelo y unos pequeños gimoteos le salían de su boca sangrante. Alzó su rostro y pude observarle. Con la boca abierta, parecía como poseído y sus ojos reflejaban una ausencia de humanidad total. Mala manera de empezar mi primer día de libertad pensé.

Aquél energúmeno se abalanzó sobre mí. Era rápido pero falto de reflejos. Me incliné hacia la derecha y pasó de largo en contra de su voluntad. No me molesté ni en golpearle. Gavrilo venía corriendo detrás y se topó de frente con él. Chocaron frontalmente y calleron al suelo. Empezaron a zarandearse mutuamente.

-¡Aaaaaaaaaah!, ¡aaaaaah!- Gavrilo no paraba de gritar- ¡joder ayúdame Kepleeeeer, ahhhhhhh, ayúdameeeeeeee!-. La bestía no articulaba palabra alguna, solamente babeaba saliva y sangre intentando morderle a la vez que gemía como un león furioso. Gavrilo intentaba deshacerse de él con sus brazos y piernas y evitando ser mordido. El otro apenas utilizaba sus extremidades para atacar, sólo pensaba en morder.

-¡Socooorrooooo aaaaaaaah!.-

Aquella no era mi guerra. Yo no le pedí que me siguiera. No me interesaba ver como acababa aquella contienda. Estaba a punto de marcharme cuando caí. Gavrilo había dicho “¿acaso no sabes lo que está ocurriendo?”. Algo sabía y yo debería saberlo. Pensé que mejor sería obtener la información estando vivo que no muerto o agonizando. Mucha gente divaga cuando está cerca de la muerte.

Corrí hacia ellos. Gavrilo estaba perdiendo la batalla. Aquel animal estaba encima de él, cerca de conseguir su objetivo. La inercia me ayudó a patearle en el cuello y partírselo, medio arrancándole la cabeza del tronco. Su cuerpo inerte cayó al lado de un Gavrilo lloroso.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Guauh, guauh, guauh, pero que fuertote y fornido parece este Kepler. Capaz de arrancar "la cabeza del tronco" de uno de esos animales. Duro e insensible a la debilidad de Gavrillo. ¡Cómo me pone este Kepler! Uhhf