La justicia universal existe. Todos acabamos muertos o UNDEADS

La primera impresión es la que cuenta

jueves, 26 de noviembre de 2009

Me pareció ver algo arriba del todo en el campanario, pero no presté atención.

No hay plaza de pueblo que se precie que no tenga una fuente y yo ya tenía sed. Continuaba a cuestas con Gavrilo sobre mi hombro y me encontraba debilitado.

Al entrar a la plaza pude comprobar que estaba en lo cierto. Una fuente con varios caños, con agua fresca seguramente, me darían vitalidad al menos por un par de horas. Me disponía a soltar a Gavrilo en el suelo para ir a la fuente, más tarde le tiraría dentro a él, para que despertase, cuando un sonido ensordecedor reboto en todas las paredes de la plaza.

-BANG-

En un primer momento no comprendí que estaba ocurriendo, pero poco tardé en entenderlo. Algo había impactado dos metros detrás de mí en el suelo. Me estaban disparando y me encontraba prácticamente en el jodido medio de una plaza. Volví a agarrar a Gavrilo con fuerza y empecé a utilizarlo como escudo humano en todas las direcciones. Creía que la amenaza se encontraba de frente, pero no lo sabría con seguridad hasta ver el resultado de un segundo disparo. Estaba demasiado lejos como para volver a la calle de donde venía. Mi única opción era agazaparme en la fuente.

-BANG-

Algo había pasado muy cerca de mi brazo izquierdo. Seguía corriendo hacia aquel refugio improvisado. Ya tenía claro desde dónde disparaba quien fuera. El hecho de que algo rozara mi brazo e impactara apenas unos escasos metros detrás delataban su posición. El campanario.

Conseguí llegar hasta los caños lanzándome en plancha junto con Gavrilo. El muy desgraciado ni se despertaba.

-BANG-

Ahí no tendría ningún tipo de escapatoria. Necesitaba a Gavrilo despierto. Con dos objetivos, el tirador dudaría a quien disparar y eso nos ofrecería un tiempo añadido importante para huir.

-BANG-

Observé que no lanzaba una ráfaga de disparos aunque tuviera la oportunidad, como cuando me dirigía escasos momentos antes hacia la fuente. Así, aproveché que acababa de disparar y lancé a Gavrilo todavía inconsciente a la fuente y me volví a esconder. 1 segundo, 2, 3, 4, 5... El muy desgraciado no reaccionaba y me encontraba sin ningún tipo de salida. 10, 11, 12, 13. No sabía si debía sacarle o ver cuanto era capaz de aguantar. Opté por lo segundo.

-BANG-

Joder, no paraba ese cabrón de disparar en cuanto asomaba algo sobre la fuente. 22, 23, 24, 25... Gavrilo resucitó levantándose mientras tosía agua que se había tragado. Intenté agarrarle y tirarle fuera del campo de tiro enemigo junto a mí.

-¡Gavrilo, nos están disparando!- le grité para que reaccionara rápidamente y volviera de su estado de confusión.

-BANG-

Pude ver claramente como un disparo impactó sobre su hombro y le lanzaba fuera de la fuente. Comenzó a gritar desde el suelo -¡Ahhh, joder, que alguien me ayuuude!-.

Desde arriba del campanario aquel tirador voceó -¿Sois humanos?-.

Grité -¡Bastardo!-. Contestó –¡Siii, esperar, bajo a abriros!-.

Con la iglesia hemos topado

miércoles, 18 de noviembre de 2009

No sabía qué hacer en ese momento. No sentía pena por aquel jodido chiflado inconsciente. Tampoco por el otro, aunque le faltara la cabeza.

La compasión es un instinto muy humano, es cierto. Me pregunto si será producto del egoísmo y la hipocresía... para lavar conciencias.

Cogí a Gavrilo y le eché sobre mi hombro derecho. No pesaba mucho pero menos pesaba el aire. Es el precio que tenía que pagar por ser la fuente de distracción de las amenazas. Le sacaría partido.

Reanudé el paso, introduciéndome en el pueblo por aquella carretera que tanto había dado de sí. Tenía pinta campestre, con sus casitas bajas de dos alturas alrededor de una calle principal, sus aceras estrechas y ni un solo semáforo. Era una pena que no hubiera, porque tenía entendido que en las nucleos urbanos, cuando hay revueltas, estos simpáticos mobiliarios urbanos son de los primeros en caer, por detrás de contenedores, cabinas telefónicas y fachadas de negocios y bancos. Allí no había nada de eso... sólo jodidas casitas de pueblo, una tras otra, una tras otra, una tras otra. No tenía nada con lo que medir la peligrosidad de aquel ambiente. Si bien la calle desierta me podría indicar algo, también es cierto que no tenía conocimiento ni del día de la semana ni de la hora. Sólo que había amanecido hacía no mucho.

La verdad es que caminaba sin rumbo por aquella calle de dos direcciones, pero en un solo sentido. Más adelante pude ver lo que supuse sería una plaza y por encima de las casas, un campanario.

La gente, cuando está desesperada, es capaz de creer en cualquier cosa y lo que es peor, en cualquier persona. Quizás hubiera alguien allí capaz de vocalizar más de dos sílabas sin tirar saliva ni sangre por la boca.

No es que me pusiera ahora a creer en Dios pero posiblemente fuese de los pocos sitios donde hubiera algo de comer, aunque fuese un buen par de hostias.

Creer o no creer

miércoles, 11 de noviembre de 2009

-Iniciaron aquel plan - el rostro de Gavrilo comenzó a cambiar por momentos. – Si ellos, malditos. I warned them. Y ahora están ellos también. ¿No te das cuenta?. All is connect. Decían que estaba loco, jajaja, lo dijeron, me arruinaron la vida, jajaja,¿quién tiene razón?,¿has who the reason now? jajaja si... -.

El muy jodido tarado estaba desvariando. Le brillaban los ojos como a una hiena en la noche africana.

-¿Crees que estoy loco?¿si? jajaja. Ellos también lo pensaron, jajaja. ¿Don’t you understand? jajaja, ¿te parece una casualidad? -entonces me cogió por los hombros, como si tratara de convencerme- crisis mundial, nuevo orden mundial, bestias asesinas, la población envejecida jajaja, todo cuadra. Yo sólo quería investigar, ellos sabían que estábamos por el buen camino y me apartaron, I’m a genious. Teníamos miedo de que nos descubrieran... me presionaron, me coaccionaron, yo sólo quería investigar-.

Me estaba irritando demasiado. Me soltó y comenzó a desvariar, ensimismado, hablando cada vez más fuerte, girando sobre sí mismo extendiendo los brazos como dando muestras de algo evidente.

-Ellos... kill everybody... me arruinaron... ¡dammed!... no era el plan, ¿o sí?... traicionado por todos.-

-¿Quienes son ellos?- intenté llamar la atención de su delirio.

-Sangre, saliva, mucosas, kill, kill, KILL-

Mi paciencia me perdió y le golpeé en el estómago, no se me ocurría una manera mejor de calmarle.

-All is connect... Project... Undeads...-

Arrodillado en el suelo, entre gemidos y toses, se desmayó.

La hora de la verdad

martes, 3 de noviembre de 2009

No le di ni un solo respiro. Le pregunté:

-¿Qué es lo que sabes?.-

Creo que ni tan siquiera me llegó a oir entre sus llantos. No tuve paciencia. Grité.

-¡Gavrilo, qué es lo que sabes!.-

Seguía llorando en el suelo, retorciéndose de la tensión acumulada en su trifulca. No quise esperar más. Me puse encima suya y le aparté los brazos del rostro. Fue entonces cuando me miró y paro de llorar. Rápidamente se escabulló y empezó a mirarse a sí mismo por todo el cuerpo hablando solo,”no estoy herido, no estoy herido, no estoy herido...”.

Pensé en volverle a la realidad con un golpe en la boca del estómago, pero eso retrasaría sus respuestas. Le di una última oportunidad agarrándole fuertemente la cabeza con las dos manos.

-¡Gavrilo, dime todo cuanto sepas!-

-Vale, vale, vale -seguía gimoteando- todo empezó cuando... .-