No lo he podido reprimir. He salido rápidamente de mi jaula y he corrido como un poseso hacia la entrada del recinto. No me daría cuenta hasta más tarde de que quien quería ser mi amigo, todavía agonizaba en el suelo.
Era increíble. Era maravilloso. Era jodidamente espectacular. Todos mis compañeros estaban ahí conmigo en los jardines. Todos mirábamos anodadados. Todos se pusieron a jalear ruidos y a brincar con los brazos en alto. Yo me quedé inmóvil. Inconscientemente tenía una media sonrisa en la boca.
Un camión cisterna había impactado contra la entrada de seguridad y todo ardía con intensidad. Entre las llamas se vislumbraban varios cuerpos en movimiento.
Era bello.
Sabía que no debía salir. Bueno, sabía que debía salir y seguir mi instinto.
martes, 22 de septiembre de 2009
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1 comentarios:
Este chico sabe muchas cosas excepto quizás, que lo que le espera fuera de ese recinto es ser perseguido, cazado y devorado por unas criaturas que si les das la oportunidad te estarán "comiendo la cabeza" un rato largo. Y desgraciadamente en este caso, la expresión es de lo más literal.
Veremos adonde llega con esa actitud el chico malo Kepler...
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